Por Jose Luis Gálvez Gómez
Politólogo
Nos estamos asfixiando.
Recordemos que el 2020 fue el año más violento de la historia de nuestro país y la tendencia que lleva este 2021 ya lo está superando. En lo que respecta a la violencia hacia el género femenino, sólo en el primer trimestre de ese año hubo 1844 mujeres víctimas de homicidio llegando a un máximo histórico de 10 mujeres asesinadas cada día.
El INEGI nos acaba de revelar en su último censo, que el homicidio es la primera causa de muerte de mujeres de entre 15 y 24 años, lo que para nosotros los chiapanecos queda confirmado con el lamentable fallecimiento de Mariana, una joven doctora quien fue violada en la comunidad Nueva Palestina en el municipio de Ocosingo, donde sólo realizaba su servicio social y hoy ya es parte de esta estadística.
Las llamadas de auxilio de mujeres también se incrementaron en un 5.4% debido al confinamiento, siete denuncias por hora son sobre lesiones dolosas; esto demuestra que el problema de la violencia hacia las mujeres es tan grave en nuestro país, que la mujer no sólo es violentada en la calle sino también en su hogar y esto nos conduce a reflexionar sobre aspectos personales, culturales y sociales en las relaciones entre hombres y mujeres.
A pesar de que el gobierno sostiene que la política contra la violencia de género ha dado resultados tangibles, la realidad nos demuestra otra terrible situación, haciendo que se nos vaya el aliento ante esta afirmación.
Los familiares de los enfermos de covid, no sólo están sufriendo por su viacrucis en la búsqueda de oxígeno, sino que ahora también son víctimas del crimen organizado, el robo y la estafa de este vital producto que cada día escasea más.
Esta problemática se ha concentrado a mayor escala en tan solo 7 estados de la República Mexicana, el Estado de México, La Ciudad de México, Tlaxcala, Puebla, Durango, Sonora y Michoacán con mayor porcentaje de denuncias por robo de tanques de oxígeno médico. Este delito también se ha dado en plataformas digitales con páginas apócrifas, sitios de mercado y grupos de ventas en redes sociales donde estafan a los necesitados aprovechándose de su situación.
A esto hay que agregarle, el descomunal e inhumano aumento del precio de venta, triplicándose por especulación desde el inicio de la pandemia debido a su fuerte demanda y sobre todo a que sus precios no están regulados, pasando ante los ojos de las autoridades pero nadie hace nada, sólo se culpan unos a otros como el reciente enfrentamiento entre el Gobernador de Puebla Miguel Barbosa quien por cierto dijo que el covid se curaba con un molito y el titular de la PROFECO Ricardo Sheffield, el primero dice que la Profeco es una institución que no sirve, que mejor cierren y se vayan y el segundo dijo que el gobernador sufre demencia.
La crisis económica ha tenido una contracción histórica del 8.5% nunca antes vista desde 1932; es algo que también está ahogando a las familias mexicanas, los está llevando a perder parte de su patrimonio, ya que están vendiendo o empeñando sus cosas para sortear sus carencias o para conseguir el valiosísimo oxígeno.
¿Se imaginan ustedes qué puede pasar en un hogar donde el padre esté desempleado, hayan vicios más un enfermo de covid?; muchas personas están recurriendo a salidas fáciles, como delinquir o suicidarse; índices que han aumentado desde que empezó la pandemia.
México ha entrado en un torbellino y en un terrorífico laberinto con consecuencias peligrosas en nuestras vidas. A los ciudadanos se nos está acabando el oxígeno y nuestros gobernantes no dan una; México necesita una bocanada de aire fresco para retomar el rumbo, porque aunque no queramos reconocerlo, todos hemos perdido.
Qué difícil es aspirar a sólo dos cosas en la próxima elección; a continuar con lo mismo o regresar a lo de antes.
Pienso que sólo tendremos más y mejor oxígeno, cuando la sufriente sociedad civil se decida a tomar las riendas del poder para crear nuevas instituciones y llevar a cabo una reforma a gran escala. (iM-rrc)